Erase una vez, una de tantas veces que por ser fuese, una historia desesperada, de una princesa triste y un príncipe que la ignoraba.
La princesa triste vivía en el castillo olvidado, al lado del lago sin nombre, donde las arañas campaban por los juncos, sin dar demasiadas explicaciones a nadie y donde las ranas lo plagaban todo llevando un croar acompasado que retumbaba en las paredes del castillo de piedra y estaño.....
Jamás lloraba, la princesa triste, porque tantas veces había llorado que doce pozos había desbordado, y tantas veces se había lamentado que hasta el reino mas lejano su historia se había cantado....
Aquella tarde un juglar tañía su arpa frente al castillo, vestido de verde, la princesa sorprendida salio a mirar por la ventana el instrumento curioso que el juglar portaba.....
El arpa gigante brillaba entre la luz del sol sus cuerdas temblaban, las frases entonadas por el juglar le llenaron el corazón de tristeza y se puso a llorar sin poder parar.
Aquella tarde soporto el recital del juglar llorando como una magdalena mientras el príncipe cazaba al lado de la torre principal.
Después de las ocho los criados hicieron la cena y mientras cenaban la princesa siguió llorando, un pañuelo tras otro le iban dando mientras el príncipe la estaba ignorando, miraba la ventana, miraba el candelabro, miraba a la criada que en fila había formado..... todo, todo menos consolar a la princesa que seguía llorando......
Aquella tarde cayeron las hojas secas de los arboles al suelo mientras la princesa triste seguía sin hallar consuelo.
La música del juglar se mezclaba con el croar de las ranas y rebotaba por entre las paredes del castillo, el príncipe enfadado bajo a reñir al juglar que no paraba de cantar y cantar.
Cuando se acerco a la piedra donde estaba sentado el juglar lo miro desafiante, así que el príncipe se enfado un poco más reclamando le en voz alta....
-"Maldito juglar o paras de cantar o voy ha hacer que te hagan callar"
El juglar le miro con indiferencia esta vez y volví a tocar esta vez una nueva melodía que nadie acertaría jamás a tararear....
Salio la princesa a la ventana y miro emocionada la escena, él príncipe enfurecido gritaba, mientras el juglar a la carrera cantaba, cuanto mas gritaba, más se encogía hasta que se convirtió en una rana verde y fría.
La princesa salio corriendo a el jardín mientras el príncipe rana lloraba y lloraba....
De repente la princesa entendió que las lágrimas no llevaban a ninguna parte, dejo de llorar y empezó a reír a carcajadas, el juglar bailaba al compás del croar de las ranas, la princesa ya feliz comprendio que el príncipe no la amaba.
Colorín colorado este cuento se acabado, con la moraleja de que si tu pareja no te comprende es mejor vivir sin ella porque no necesitas a nadie para ser feliz.....
Mas vale sola que mal acompañada
pues si, mas vale solo que mal acompañado, pero pero cuanto vale la tranquilidad que te otorga la soledad? jejej muaaaaa
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarLa soledad y la compañia son regalos gratuitos, la historia esta repleta de solteros felices
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